martes, 12 de mayo de 2015

Tarta "Caroline"

Últimamente he cogido carrerilla con las tartas.

En mi familia somos pasteleras. No de profesión (no al menos en esta vida) pero sí de corazón. Y de hobby, claro. A mi tía Caroline, mi madre, mi hermana y a mí nos falta nada para tirar la casa por la ventana y abrir una pastelería. Ojalá.

Desde que hice la Tarta Arcoíris o Rainbow Cake para San Valentín, entre mi tía Caroline y yo hay una especie de competición-amistosa-silenciosa de postres. Así que cuando llegó el 8 de abril, día de su cumpleaños, me decidí a hacerle una tarta.


Había presión. Presión de la buena, ¿eh? Se trataba de impresionar a mi tía con mis mejores habilidades.

Y como pasa siempre que tienes prisa y estás nerviosa: causas un estropicio.

Primero no me decidía con la receta. No podía tener queso porque a Caroline no le gusta, así que cheesecake y variantes (por mucho que me doliese) descartadas. Tampoco podía tener buttercream (y de eso me enteré casi demasiado tarde), lo cual me quitaba bastantes opciones barajadas.

Después fue un continuo tropiezo tras otro. Lo único que no entiendo es cómo salió algo comestible y decente por fuera.



El drama no termina ahí. Me lié con las cantidades del bizcocho y terminé con tanta masa que la dividí por la mitad y aún así casi no cabía en el recipiente más grande de mi casa.
El caso es que después de tirarme de los pelos guardé la mitad de la masa y trabajé con la otra mitad. Lo que guardé lo empleé en otra tarta: la Tarta de Nutella (¡ÑAM!).

Pero mi mala suerte no termina ahí, porque soy un desastre, he perdido la receta del bizcocho. Lo siento.

Seguro que vuestras madres o algún familiar tiene alguna receta de bizcocho de chocolate. Confiad en ella como si de eso dependiera vuestra vida y haced de ese bizcocho la base de vuestra tarta.

En resumen, necesitáis:
  • 2 bizcochos de chocolate de 20cm de diámetro
  • Crema pastelera (abajo pongo la receta)
  • Un puñado de fresas
Y para la decoración:
  • Fondant blanco (compré 1kg pero sobró)
  • Fondant azul (con 250g sobra)
  • Dos puñados de frambuesas
  • Semillas de lino negro
  • Pegamento comestible



Ingredientes para la crema pastelera
  • 1 huevo entero y 2 yemas
  • 75g de azúcar
  • 1 vaina de vainilla
  • 60g de harina
  • 1/2 litro de leche
  • 25g de mantequilla

Preparación

Mezclamos el huevo y las yemas con el azúcar hasta que la mezcla blanquee. Abrimos la vaina de vainilla y vertemos el polvillo a la mezcla junto a la harina.

Mientras, hervimos la leche y después la echamos despacio a la masa anterior, poco a poco para que no se coagule. Cuando esté listo, lo ponemos todo de nuevo en una cacerola a fuego bajo. Ponemos la mantequilla y mezclamos muy despacio hasta que empiece a hervir otra vez. Después apagamos el fuego y dejamos enfriar.




Mientras se enfría nuestra crema pastelera nivelamos los bizcochos para que no tengan forma de montaña sino que sean planos. Lavamos y cortamos en láminas un puñado de fresas y las repartimos por la superficie del bizcocho que irá en la base. 

Cubrimos con una capa de crema y montamos el segundo bizcocho. Después lo cubrimos todo con una capa ligera de crema.


¡Hora del fondant!



En una superficie lisa y limpia espolvoreamos abundante azúcar glacé. Amasamos el fondant blanco con las manos hasta que se vuelva blando y, tras convertirlo en una pelota, lo ponemos en el centro de la mesa (o lo que utilicéis) y empezamos a extenderlo con un rodillo. 

Con mucha paciencia lo trabajáis hasta que sea lo suficientemente grande como para cubrir el bizcocho, sin que la capa sea demasiado gruesa (o será incomible).

Cubrimos la tarta con el fondant, alisándolo en la superficie y los bordes con la base de la mano para que no queden arrugas. Después cortamos el sobrante.

Repetimos la operación con fondant azul, aunque con menos cantidad, y extendemos en una tira larga y uniforme. Cuando sea lo suficientemente larga la humedecemos ligeramente por un lado y la pegamos a la tarta en la base, presionando con los dedos en el punto de unión.



Para decorarla necesitamos pegamento comestible, dos puñados de frambuesas, semillas de lino negro y un poco de fondant azul que nos haya sobrado de la base.

Sin pasarnos con el pegamento (yo cometí ese error) pegamos las frambuesas en el bizcocho, delineando una semicircunferencia. Para hacerlo más sencillo os recomiendo que uséis un pincel (yo no lo hice y fue un desastre: luego el fondant brillaba y estaba pegajoso al tacto en algunos sitios).

Modelamos el fondant azul en pétalos circulares y los enrollamos unos sobre otros para hacer una flor. Yo sólo puse una (por falta de tiempo) pero si añadís más, quedará bonito. Después espolvoreamos unas cuantas semillas de lino negro, y listo.



A mi tía Caroline le gustó mucho su tarta (¡menos mal!).







Y estaba rica, todo hay que decirlo.

¡Espero que os haya gustado!

 

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